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lunes, junio 04, 2007

EL PRIMER AMOR.

Cuando la vio por primera vez, supo que como ella lo hacía es que las mujeres de verdad caminan, un caminar convencido, un caminar contundente, un caminar seductor; Cuando las mujeres de verdad caminan le recuerdan a la madre tierra que tienen su mismo sexo, en cada firme paso intercambian energía, la tierra se nutre de mujer y la mujer recibe el poder de los cuatro elementos vitales, a esa fusión es a la que se refería Luc Besson en su opera prima “El Quinto Elemento” , La combinación de los cuatro elementos terrenos unidos a la mujer da como resultado el mas importante de los elementos EL AMOR, elemento que se activa gracias a la intervención del hombre.

Cuando Cero la vio supo que había descubierto el amor, era solo un niño de 16 anos y a pesar de haber conocido ya lo que varias mujeres abusivamente le habían ofrecido, nunca vio a nadie caminar como lo hacia ella y mas que nunca quiso sacar a flote el seductor que creía llevar dentro - Esa primera vez la siguió en silencio, quería comprobar que era una mujer y no un ángel que en cualquier momento desplegaría sus alas para irse a un reino maravilloso fuera del alcance de cualquier hombre – fue detrás de ella como un animal hambriento seducido por maravilloso olor a su comida preferida, no se dio cuenta por donde caminó, ni cuantas calles pasó, la siguió hasta su casa, una casa igual a la de el, quizá mas humilde, quizá mas elegante, pero así el pudo darle por fin una forma material a esa ilusión cristiana “el cielo”, si, el lugar donde vivía esa mujer era el cielo.

Cuando se atrevió a dirigirle la palabra lo hizo de inmediato con su mejor repertorio, todas esas frases con las que había conquistado a las niñas de su barrio, todas esas frases exitosas que había acuñado en su corta historia de galán de barrio. Ella solo lo miro con un inocente desprecio, una cara que mezclaba sentimientos como “quien será este idiota”, “que sarta de mentiras”, “de que me hablas, no te entiendo”, sin embargo fue muy educada y a la mirada le agrego un “hola”, una simple palabra que para el fue como un soplo divino. Camino al lado de ella durante mucho tiempo guardando silencio, para el era suficiente verla caminar, pero además ahora ese paso fino tenia banda sonora, movimiento y música dignos del mejor musical de Broadway.

Ella era la niña consentida de su casa, de todas las 5 hermanas fue la de mejor herencia genética, personalidad y energía vital, sus dos hermanas mayores se ufanaban de comportarse como mujeres mayores y como tal lucían, básicamente eran jóvenes con cuerpos y mentalidades de viuda. Las dos hermanas menores tenían apenas 2 y 5 anitos y de sus cuerpos y mentes poco se podría adivinar, aún eran bebes.

Era dueña de una magia que atrapaba a todo el que la conocía, en secreto siempre fue la favorita de sus prgenitores. Su raza era la alquimia perfecta de las regiones nativas de sus padres; El, un hombre de las zonas costeras del país, lleno de la pasiva alegría de los hombres inteligentes costeños. Su madre una fina mujer de la ciudad mas montañosa del país; El resultado era esta mujer morena como su padre y con los rasgos finos de su madre. La personalidad también llevaba esa mezcla de callada inteligencia, exquisita finura y alegría desbordante, gestos que reflejaba sin querer en cada paso que daba.

Tenía unas maravillosas piernas morenas y un hermoso cuerpo, algo que era absolutamente imposible de imaginar en una niña que apenas tenia 11 años de haber venido al mundo.

Cuando Cero la vio pensó que tenia su misma edad, la percibió y procesó como una mujercita de 16 años (no solo Cero la veía de esa manera, todos tenían esa misma impresión) y quedó absolutamente enamorado, ignoraba que ella aun pensaba en Ken (el novio de Barbie) como su hombre-muñeco ideal, todavía jugaba al te con sus amiguitas y sus programas de televisión favoritos eran protagonizados por animalitos.

Cuando cumplió los once años le dijo a sus padres que ya tenia la edad de hacer cosas de “mujer grande” por eso pidió ser ella la que compraría en adelante el pan de todos los días, fue así como empezó a viajar al mítico mundo del barrio vecino diariamente por el pan y empezó a conocer el mundo exterior, fuera de la cascarita protectora de su hogar y de sus padres, ese hogar que Cero pensó que era el cielo.

Fue apenas al tercer día en su nuevo rol de comprapan cuando se le acerco un niño de 16 anos y le dijo mil cosas que ella no entendió:

Muero por besar tus labios –dijo el-

Ella los únicos besos que recibía eran los cariñosos besos de sus padres.

Me encantan tus piernas –Insistió testarudo-

Esas piernas que ella solo pensaba que servían para caminar, saltar, bailar y jugar.

Le dijo mas cosas que ella no entendió y que simplemente decidió cortar con un simple HOLA.

Cero la esperaba todos los días, dejo de andar con sus amigos, esos que eran niños pero todos los días buscaban hacer cosas para ser, o por lo menos parecer grandes, buscaba cualquier excusa para correr hacia la panadería y esperar la maravillosa aparición de su amor, de su inocente amor. Desde el primer “hola” todos los comentarios de ella llevaban la misma inocencia, Cero volvió a ver los programas de niños que había dejado de ver por apariencia, por querer ser grande, hablaban por el camino de sus héroes, de sus juegos, caminaban por las divisiones de ladrillo que estaban en el piso, sin pisar las partes de cemento que eran el mar y en las cuales se podía morir ahogado o comido por los tiburones.

Cero se olvido de sus infantiles deseos carnales y volvió a ser niño de verdad, volvió a ser feliz y ya no quiso ser mas grande. Ella encontró a su primer amigo, al primer ser que no era una ardilla, pato o perro que hablaban y con el que ella lograba sentirse identificada. Era la primera vez que tenia un amigo que no fuera imaginario o un dibujo animado.

A pesar de actuar como niño, los amigos de Cero lo percibían como el mas grande de todos, era el primero en entenderse con una niña, era el primero en tener novia de verdad. Eso era lo que todos pensaban y ni el ni ella lo negaban, era un juego mas.

Así fueron creciendo juntos, alargando cada vez mas las caminatas, haciéndose falta cuando alguno de los dos dejaba de ir involuntariamente a la implícita cita, se hicieron parte uno del otro, empezaron a despedirse con inocentes besitos de mejilla después de mas de un año de andar juntos, luego pasaron a cómplices piquitos en la boca, de esos que popularmente la gente llama “besos andeniados” y luego pasaron a apasionados besos que ni el uno ni el otro jamás había dado y que los dos sabían que estaban en derecho propio de dar.

La inocencia y amistad verdadera los llevaron al primer amor, nadie los enseñó a besar, nadie les dijo que era el sexo (a pesar de que Cero ya había sido seducido abusivamente por varias), la naturaleza y el entendimiento mutuo los llevo a descubrir todo por si mismos, de la inocencia total, pasaron al erotismo puro, del conocimiento personal pasaron al conocimiento físico, besaron y acariciaron todos sus rincones, todos sus secretos, se amaron puramente quizá por dos o tres años.

Sin embargo no eran dueños de sus vidas – nadie es dueño de su propia vida – el destino los separo sin que se dieran cuenta, los años pasaron y cada cual hizo su vida, la vida que cualquier padre planea para sus niños, sin embargo hoy en día ninguno de los dos puede olvidar sus juegos, los dos guardan y recuerdan perfectamente el sabor de sus sexos, ninguno de los dos puede borrar de su mente el recuerdo del primer amor.